El Consell de Mallorca impulsó la candidatura de la Sierra de Tramuntana como patrimonio mundial de la UNESCO (con la figura de paisaje cultural). Esta declaración se produjo en el año 2011.
Ante la puesta en marcha de la candidatura, se propuso una metodología de participación ciudadana que garantizara la implicación de una parte significativa de la sociedad del territorio de la Sierra de Tramuntana. Los instrumentos participativos se repartieron en varias fases de trabajo, e incluyeron unas sesiones sectoriales (grupos de discusión), un debate plenario y un retorno.
La distribución de las sesiones permitió que las ideas y visiones de los principales agentes de la Sierra quedaran reflejadas, ya la vez, se consiguiera llegar a un consenso sobre los temas prioritarios. A la vez, gran parte de las aportaciones ciudadanas se incorporaron en el Plan de gestión que acompañaba el dossier de la candidatura.
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